El sauna finlandés, parte integral de la cultura finesa, ofrece beneficios que van más allá de la relajación y la mejora circulatoria. Estudios sugieren que la exposición regular a saunas podría estar vinculada a una reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos trastornos neurocognitivos. Además, el calor extremo en la sauna puede ayudar a liberar endorfinas, mejorando el estado de ánimo y reduciendo la sensación de estrés.

Al seguir la experiencia del sauna con un choque térmico de agua helada, se busca aprovechar la respuesta fisiológica del cuerpo al cambio brusco de temperatura. Este proceso, conocido como terapia de contraste, tiene el potencial de mejorar la función del sistema inmunológico al estimular la producción de glóbulos blancos y la liberación de citocinas antiinflamatorias.

En términos de recuperación muscular, el choque térmico puede contribuir a la vasoconstricción y vasodilatación, mejorando la circulación sanguínea y reduciendo la inflamación. Esto podría ser beneficioso para atletas y personas activas que buscan acelerar la recuperación después del ejercicio intenso.